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Mostrando las entradas de junio, 2021

POESÍA: "Casa en llamas" por Delfina González.

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  Las hojas y las palabras hacen el amor escondidos debajo de las baldosas de una casa envuelta en llamas, que se apodera del tiempo de los marcos de las ventanas que chillan en silencio su rencor a la vida y la muerte, quienes huyeron juntos luego de perderse en la noche entre tragos y viejas putas, que reclaman el tardío cariño que siempre se les había negado en una extensa ciudad vulgar y violenta, que no se detiene si no es para pedir limosnas. Espíritus abandonados y moribundos pagan con lo que se les fue pagado, como un lavado de cerebro que disuelve la memoria, luego de oír las cuerdas de la guitarra cantar una antigua canción que nunca antes habían escuchado, pero que aun así odiaban con pasión.

POESÍA: "Poema 39" por Delfina González.

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Me cansé de esta vida. Tu vida, mi vida. La vida que prometimos vivir y nunca vivimos. No fuimos lo suficientemente vivos como para vivirla, y tampoco estábamos vivos como para hacerlo. Los muertos vivían la vida de mejor forma que nosotros, que mirábamos el agua como se mira a un agujero oscuro y fangoso, que no ofrece más que la mierda que terminamos masticando al final de cada día. Incluso vivimos más cuando soñamos al estar dormidos que cuando tenemos ambos ojos abiertos mirándonos en el reflejo del espejo roto, que nos dice una y otra vez lo imbéciles que estuvimos siendo desde niños ¡Pobres pequeños inútiles que se mascaban la punta de la lengua saboreando la metálica sangre que abundaba en nuestros cuerpos jóvenes, y que ahora fluye añeja como los años que perdimos mirando la luz equivocada que terminó por cagarnos la vida que ni siquiera habíamos comenzado a vivir! Todo resultó ser una lastima, un mero desperdicio de almas, que decepcionadas, esperan sentadas el retorno al siti

POESÍA: "Té" por Delfina González.

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  "No soy lo suficientemente referente, No soy un ejemplo para el pasado Que esperaba mi llegada. Soy una obscuridad que se refugia En un vacío atravesado por El orgasmo que el viento trajo del norte, Que frustrado y añejo persiste en mantener Intacto el polvo que ya tendría que haberse Ido hace tiempo Soy el saquito de té seco que olvidaste esta mañana antes de salir a caminar De la mano de la identidad que tanto buscaste Entre las personas del pueblo. Estuviste progresando, Cambiando y envejeciendo, Mientras mi yo perdura sentada frente al lienzo De una pintura fallida que jamás logrará Ser concluida. "

POESÍA: "Plagio a Whitman." por Delfina González.

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  ¡Grita! ¡Grita fuerte! Haz que todo el mundo te oiga, porque cuando no gritas la voz se reprime y el alma se marchita. Grita por los que no pudieron ni lograron vivir. ¡Corre! ¡Corre lo más rápido que puedas! ¡Corre contra el viento y salta todas las barreras! ¡No te limites y anímate a ver más allá de lo pactado! ¡llora! ¡llora con toda tu fuerza! Nutre tu piel y haz con tus lágrimas un mar de esperanza. ¡Vuela! ¡Vuela lo más alto que puedas aunque no tengas alas, llénate de imaginación y ve lo más lejos que puedas. ¡Ama! ¡Ama con el corazón, con el alma con la fuerza y el espíritu! ¡Recuerda! ¡No olvides! Que al final del camino sabrás que haz hecho de ti, lo que siempre quisiste. ¡Cierra tus ojos! Si ¡Cierra tus ojos con la satisfacción de que tu mente se encuentra tranquila! ¡Y nunca lo olvides! ¡Vive!

LITERATURA: El matrimonio y la mujer en "Mujercitas" de Louisa May Alcott y la adaptación cinematográfica de Greta Gerwig.

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  El matrimonio y las mujeres en el siglo XIX.  El matrimonio en el siglo XIX, era una obligación más que una elección en la vida de las personas, principalmente en las mujeres, quienes al ser tratadas de manera inferior a los hombres, debido a la naturaleza de su género “más débil”, necesitaban de un esposo para que las sostuvieran tras dejar de ser mantenidas por sus padres, ya que ellas carecían de salidas laborales, debido a que solo las mujeres de bajos recursos eran aquellas que solían trabajar.  El casarse con un hombre de mayor jerarquía social, era algo a lo que debían aspirar para ser aceptadas más allá de que estos, optaban por escoger a una mujer de su mismo o similar rango. El ser soltera era una señal de fracaso y rechazo social, por lo que mayormente debían aceptar la primer propuesta de matrimonio que se les ofrecían, aun siendo éstas menores de edad.  El contraer matrimonio suponía para las mujeres la renuncia a sus derechos, ya que todo lo que a ellas pert