LITERATURA: El matrimonio y la mujer en "Mujercitas" de Louisa May Alcott y la adaptación cinematográfica de Greta Gerwig.


 

El matrimonio y las mujeres en el siglo XIX.

 El matrimonio en el siglo XIX, era una obligación más que una elección en la vida de las personas, principalmente en las mujeres, quienes al ser tratadas de manera inferior a los hombres, debido a la naturaleza de su género “más débil”, necesitaban de un esposo para que las sostuvieran tras dejar de ser mantenidas por sus padres, ya que ellas carecían de salidas laborales, debido a que solo las mujeres de bajos recursos eran aquellas que solían trabajar.

 El casarse con un hombre de mayor jerarquía social, era algo a lo que debían aspirar para ser aceptadas más allá de que estos, optaban por escoger a una mujer de su mismo o similar rango. El ser soltera era una señal de fracaso y rechazo social, por lo que mayormente debían aceptar la primer propuesta de matrimonio que se les ofrecían, aun siendo éstas menores de edad.

 El contraer matrimonio suponía para las mujeres la renuncia a sus derechos, ya que todo lo que a ellas perteneciera, pasaba automáticamente a ser propiedad de sus esposos, incluidos sus cuerpos. Las mujeres que accedían al matrimonio perdían: el derecho y el poder sobre los salarios (en el caso que trabajasen), a la propiedad física y cualquier tipo de dinero que pudiesen generar después de casarse, porque a partir de allí todos sus derechos pasaban a ser de su esposo. Según la ley, el matrimonio se volvía una sociedad en donde el marido tenía el control de todos los bienes y ganancias, incluyendo a su esposa (como ellas, los hijos, las relaciones sexuales y el trabajo doméstico). Funcionaba como un contrato en el cual la mujer se entregaba al hombre en el modo que este lo deseara, este contrato en dicha época era casi imposible de disolver, y el adoctrinamiento al casamiento era algo que se inculcaba desde la infancia, enseñándose como un orden natural el hecho de que el hombre mandase en todas las cosas.

 En tal tiempo se llevaron a cabo determinados votos matrimoniales que consistían en que si la mujer desobedecía, se permitía ciertas medidas de castigos físicos, utilizando la violencia como método para moldear y enderezar la conducta de su mujer como él lo deseara.

 Uno de los argumentos más fuertes para el respaldo de dicho orden, era la biblia donde tanto mujeres como niños debían obedecer a los hombres debido a la imagen autoritaria y superior que se les otorgaba a ese género. Durante la época victoriana, las mujeres debían llegar vírgenes al matrimonio, y el placer de ellas debía ser enfocado en brindárselo al esposo por encima de su voluntad. Las mujeres que no cumplían esto, y mantenían relaciones fuera del matrimonio (como las madres solteras, lesbianas o trabajadoras sexuales) eran catalogadas de impuras, inmorales y/o enfermas mentales, mientras que los hombres tenían una libertad sexual y privada que los protegía. Dentro del contrato matrimonial estaba explícitamente escrito que los hombres podían mantener relaciones con otras mujeres, mientras que las esposas tenían el deber de ser fieles y mantenerse leales a sus esposos.


El matrimonio en relación a los personajes femeninos en la novela y su adaptación.

  El matrimonio dentro de la historia resulta ser un tema crucial y de suma importancia, puesto que el amor y la unión civil y religiosa, cuenta como una parte dentro del ciclo en el crecimiento de una persona, y en la novela se presenta desde el principio. Tanto el personaje de Marmee y sus cuatro hijas, las hermanas March, poseen distintas personalidades que toman el contrato matrimonial de una forma distinta sin diferir en su objetivo, que es el casamiento, y por eso analizaré el efecto de dicho tema en cada uno de los personajes.

 Marmee sirve como ejemplo de mujer, madre y esposa. Con su marido en la guerra, ella trabaja, al igual que sus dos hijas mayores para así poder mantener a la familia. Ella se enamoró de un hombre que progresivamente fue perdiendo su fortuna y en distintas ocasiones se la muestra como una persona bondadosa y solidaria que inculca a sus hijas a tomar buenas decisiones y siempre ser correctas. Si bien Marmee es un personaje que tiene sus momentos de brillantez donde exalta la figura de la mujer, es bien sabido que también poseía pensamientos conservadores como cuando le dice a Amy que si bien el castigo que el maestro le había impuesto resultaba severo, estaba de acuerdo en que una reprimenda menos severa no le hubiera sido de ayuda para cambiar se actitud de orgullosa vanidad, además de reaccionar con pacífica paciencia ante la situación. Marmee es el modelo de “madre ideal”, que trabaja cuando hay necesidad. Es fuerte, pero sabe a la perfección que la imagen masculina es la más poderosa en el hogar, y difiriendo de otras madres, ella prefería que sus hijas contrajeran matrimonio por el afecto y no por el dinero. En la novela dice: <Jo, el dinero es necesario, útil y bueno. Quiero que mis hijas jamás carezcan de él, pero que tampoco les tiente tener demasiado. Me encantaría que John encontrase un excelente trabajo que le diera la facilidad de ganarse bien la vida y ofrecer a Meg un hogar cómodo. No deseo inmensas riquezas para ustedes, ni un título nobliar o ni una excelente posición social. Si la clase y el dinero vienen de la mano del amor y la honestidad, bienvenidos sean, disfrútalos. Sin embargo, sé por mi propia experiencia que en un hogar humilde, en el que se trabaja para ganar el pan, se puede ser muy dichoso, y que padecer pequeñas carencia ayuda, a darle más valor a lo que se tiene. Que Meg lleve una vida sencilla no me preocupa, porque, si no me equivoco, tendrá el mayor de los tesoros: el corazón y el cariño de un hombre bondadoso. Y esa es la mejor de las riquezas.> (Alcott, 2017; Pag. 203). Si bien son muy pocas las ocasiones en las que Marmee menciona el matrimonio con relación a sus hijas, y jamás las cuestionó por el trabajar o estudiar siendo mujeres, sí parece tener bien definidos los roles que cumple cada persona según su género: el hombre trabaja y provee bienes para el hogar, mientras que la mujer es dócil, humilde y llena la casa de buenos valores. En el artículo titulado “El feminismo en Mujercitas”, Jenn Díaz escribe: <Marmee, la madre, parece ser el centro de la diana de todo lo que confluía en la cabeza de Alcott: Algunas veces apoya el atrevimiento de Jo, y otras veces premia el convencionalismo de Meg. Nunca se sabe si Marmee es una revolucionaria silenciosa o una mujer llena de contradicciones. Probablemente ambas cosas.> (Díaz; 2015).

 Un caso más estricto es el de la tía March, quien es una anciana que tiene la riqueza como justificación de su soltería, sin la necesidad de contar con un hombre para su sostén, sin embargo, siempre está al tanto de la situación de sus sobrinas, y si bien muchas veces resulta insistente y un tanto agresiva, en ella radica la preocupación del bienestar de una familia que si no consigue un buen soporte económico, quedará condenada a la ruina, sabiendo que la única salvación es un buen matrimonio, ya que la falta de fortuna y sus condiciones de mujeres jamás serían favorecedoras para las cuatro muchachas.

 En cuanto a las hijas, es preciso analizar a Meg, la mayor de las hermanas March. Desde un principio muestra su preferencia por los lujos y las buenas impresiones en las personas que la rodean y si bien el trabajar para aportar en el hogar, siempre fue un tarea que cumplía con responsabilidad, no escondía su gusto por ciertas frivolidades que la tentaban a la hora de estar con sus amistades de mayor rango social. El caso de Meg, es uno muy particular. Es la primera hermana en contraer matrimonio, haciéndolo con un hombre de poca posesión económica. Mientras que Jo se destaca por la rebeldía y los modales abruptos, Beth por su timidez y Amy por ser una niña revoltosa, Meg lo hace por ser correcta y precisa. Tiene modales y sabe cuándo y cómo hablar. Una etapa importante dentro del desarrollo de este personaje, es cuando contrae matrimonio, siendo ahí cuando los lectores pueden descubrir su personalidad y actitud, sintiendo la carga de ser una mujer y esposa perfecta. En el capítulo titulado “Experiencias domesticas”, se narra el cambio de la vida de Meg, tras convertirse en una buena y ejemplar esposa, dejando en segundo plano sus deseos reales y paz mental, esto es un aspecto que se retrata con profundidad tanto dentro de la novela como en la adaptación cinematográfica. En esta parte de la historia, podemos prestar atención a dos cosas: El marcado y exigente rol que debían cumplir las mujeres dentro del hogar, y el desgaste mental y físico que esto supone en la persona que lleva cabo dicha tarea. Al principio del capítulo 28, dice: <Meg, como la mayoría de las recién casadas, comenzó su vida matrimonial decidida a transformarse es una ama de casa ejemplar. Su esposo debía ver siempre una sonrisa en su cara, comer como un rey, no echar en falta jamás ni en un solo botón y en encontrar un paraíso en su hogar. La muchacha se entregó al trabajo con tanta alegría, energía y amor que era imposible que no lo consiguiera, a pesar de algunas dificultades.> (Alcott; 2017. Pag. 270) El matrimonio para Meg, supuso el descubrimiento de que una pareja no puede vivir del amor, sino que conlleva esfuerzo para sobrevivir de la mejor manera posible, significando eso también, el termino completo de su niñez, siendo consciente de que el tiempo que antes tenía para ella, no lo volvería a recuperar.

 Jo es la segunda de las cuatro hermanas y la heroína de la historia, siendo la más criticada debido a sus modales, pero lo que más llama la atención es lo consciente y frustrada que se siente por las inhibiciones que tiene como mujer. En el primer capítulo de la novela dice: <-Odio tener que crecer, transformarme en la señorita March, vestir de largo y ser una caprichosa. Ya me parece suficiente malo ser una joven cuando lo que me encanta son los juegos, los trabajos y la manera de actuar de los chicos. Creo que es una verdadera pena no haber nacido hombre, sobretodo en tiempos como este, en el que preferiría acompañar a papá y pelear junto a él, en lugar de permanecer en cada tejiendo como una anciana.> (Alcott; 2017. Pag. 7) Lo que mueve a Jo, es su deseo de explorar y vivir libremente, una representación de esto se encuentra en una de las primeras escenas de la película, donde vemos a Saoirse Ronan (quien interpreta a Jo March), correr por la calle vestida con pantalones, saco y botas, llevando el cabello recogido y revuelto, se nos muestra a un espíritu libre que busca la independencia, por encima de otras preocupaciones. Sin embargo y a pesar de su posición en determinados aspectos que se les otorgaba a las mujeres, ella sintiéndose aislada comienza a experimentar la soledad, y en un intento por forzar sus sentimientos, la vemos dispuesta a aceptar a Laurie, luego de haberlo rechazado, fallando en el intento. Ella sin embargo, radica en su interior un gran malestar y desacuerdo al respecto, en el film dice: <Es que siento que las mujeres tienen mente, tienen alma, además de corazón, tienen ambición. Tienen talento, además de belleza, y estoy harta de que la gente diga que una mujer solo vale para el amor, no lo soporto.> (Gerwig-Polley ; 2019). A pesar de expresar esto, luego y contra sus deseos de ser maestra y abrir una escuela, lo hace no sin antes encontrar el amor en el señor Fritz. Esto sirve a modo de reflexión al complementarla con una frase que dice el personaje del editor: <Dígale que sea corta y picante. Y si el personaje principal es una chica, que se asegure de que se case al final. O que muera, cualquiera de las dos.> (Gerwig-Polley; 2019) Como si una mujer no pudiese ser capaz de aspirar a otro destino que no fuera el matrimonio, razón por la cual en el fondo, podemos cuestionar en si Jo realmente se casó porque eso era lo que ella deseaba, o si lo hizo porque así debía cumplirse el ciclo de la vida, y evitar ser una anciana soltera como lo fue su tía.

 Beth es la tercera de las hermanas y la que menos protagonismo posee, sin embargo, este personaje es muy rico es varios aspectos, porque más allá de su evidente bondad, en ella se refleja la cara del final que se esperaba para las mujeres solas y sin aspiraciones. Ella sirve como motor para importantes acontecimientos como el desarrollo del señor Laurence, y la ida de Amy a casa de la tía March, sin embargo, su sencillez y los modestos modo de vida en los que no deseaba más que estar en su hogar rodeada de su familia, sin más aspiraciones, son prueba de que su triste final se debía a su falta de visión al futuro: no pretendía casarse, además de ser la única de las jóvenes March que no conoce el amor en la historia. Ella esperaba permanecer rodeada de sus seres queridos. Esto podemos relacionarlo directamente con el dicho del editor al expresar que prefería una protagonista ligada al matrimonio o la muerte.

 Amy, en cuanto a transformación de libro a película, es el personaje que más cambio a su favor ha tenido. En un principio, la conocemos siendo una niña pequeña, que disfruta jugando y deseando crecer para entrar en el mundo de las jóvenes que buscan una pareja. Amy desde niña deseaba casarse con un hombre rico y así disfrutar de las fortunas dignas de una dama. Influenciada quizás por el entorno escolar a los mismos dichos de la tía March, la pequeña desarrolla un gusto por la belleza superficial, la moda y la unidad, lo que lleva a Amy a mostrar tendencias egoístas, tomando como ejemplo su pretencioso pero infantil testamento donde heredaba sus pertenencias a su familia y amigos, como si de una anciana rica se tratase, o la obsesión de la pequeña que la llevó al punto de destruir el objeto más preciado de una de sus hermanas. –el manuscrito de Jo- los golpes y las experiencias de la vida, fueron en cierta medida lo que impulsaron a Amy a cambiar su perspectiva de una manera más madura –aspecto que se refleja mucho mejor en la cinta- donde la joven ya crecida, alejada de su familia y viviendo junto a su tía, descubre que el bienestar de sus seres queridos recaerá sobre sus hombros. Con una hermana enferma, otra soltera y la mayor casi en la pobreza, su deseo de contraer un matrimonio con beneficios económicos se transforma en una responsabilidad. En el libro podemos gozar de conversaciones entre Amy y Laurie donde como lectores descubrimos la madurez del personaje, sin embargo, en la película ella lo manifiesta de forma más abierta. Hay una magnifica escena, donde Amy –interpretada por la actriz Florence Pugh- conversa con Laurie –Timothée Chalamet- acerca del matrimonio, el amor y el dinero:

<-Amy: Siempre supe que me casaría con un rico ¿Por qué debería avergonzarme de eso?

-Laurie: No hay nada de qué avergonzarse. Mientras lo ames.

-Amy: Bueno, creo que tenemos cierto poder sobre los que amamos, no es algo que sólo le ocurra a una persona.

-Laurie: Creo que los poetas podrían estar en desacuerdo.

-Amy: Bueno, no soy poeta. Sólo soy una mujer. Y como mujer no hay forma de que pueda hacer mi propio dinero. No lo suficiente para ganarme la vida, o para mantener a mi familia. Y si tuviera mi propio dinero, que no lo tengo, ese dinero le pertenecería a mi esposo, al momento de casarnos. Y si tuviéramos hijos, serían suyos, no míos. Serían de su propiedad. Entonces, no te sientes ahí y me digas que el matrimonio no es una propuesta económica, porque lo es. Puede no serlo para ti, pero sin duda lo es para mí.> (Gerwig-Polley; 2019).

 Aquí se nos brinda la perspectiva de que el matrimonio se convierta para Amy no es un deseo de su corazón, sino, más bien, es un deber. Teniendo plena consciencia de sus derechos como mujer en un contrato en donde sus privilegios serían nulos, a pesar de eso, la joven termina casándose con alguien a quien quiere, cumpliendo también con el aspecto económico que termina por completar su obligación.


Las visiones de Alcott y Gerwig.

 En una entrevista con Efe, Greta Gerwig, dijo que Louisa May Alcott, fue una de las primeras feministas sin siquiera saberlo, defendiendo el derecho a no contraer matrimonio y el tener dinero de forma independiente. Es bien sabido, que en un principio, Louisa planeaba un final diferente para Jo, pero por recomendaciones de su editor, decidió que esta se casara, siendo su plan inicial que el personaje concluyera la historia estando soltera, al igual que lo era ella, la misma autora. Por otro lado, en una entrevista para el canal de Youtube “Cine PREMIERE”, dijo que su idea al adaptar la cinta era mostrar una perspectiva distinta, al contar la historia desde la etapa adulta a la niñez para ir y volver una y otra vez, argumentando que según ella esa era una manera de tener una mirada diferente y más amplia de los sucesos, más que el seguir la línea tradicional de la historia, y así también aportar su visión al profundizar temas que hoy en día siguen siendo actuales, de ahí la reflexión acerca de cuál es la trama de la historia. En una entrevista para Efe, la directora de la cinta dijo <Los temas que trata el libro son el dinero, el arte, la ambición y la creación y la forma en la que esto interactúa con el hecho de ser mujer. Son las mismas cuestiones que están en el debate ahora mismo de manera tan intensa> (Gerwig; 2020) Algo que distinguió a esta adaptación por sobre las anteriores, fue su revisión feminista, los personajes se sienten más fuertes, humanos y desarrollados que en las demás películas, y parte de esto se debe a la inteligente fidelidad que se tomó de la novela.

 Como Mujercitas se sitúa a finales del siglo XIX, y tiene como personajes principales a un grupo de jóvenes mujeres, claro es que el matrimonio sería un tema de mucha relevancia en la historia, y si bien Alcott tenía sus propios pensamientos al respecto, lo que ella hizo al representarlo en el texto fue de tal manera que para parte del público de lectores, siempre les pareció que era más correcto interpretar la novela centrada en pensamientos machistas, más que en denuncias. En el artículo “El feminismo en Mujercitas” de Jenn Díaz, dice <Lo mejor para una revolución es que no parezca una revolución. Así, el ambiente en el que crece Louisa, es un ambiente lleno de sutilezas, en el que el feminismo es fuerte y efectivo, pero silencioso.> (Díaz; 2015) Claramente este dicho puede adaptarse a la novela que la misma Alcott escribió, donde están presentes dichos y hechos que aportaron al pensamiento de la liberación y la independencia de la mujer. Un gran acierto fue que Greta Gerwig uniera ambas visiones en la película. Según sus palabras, leyó la novela por primera vez cuando tenía catorce años, y en aquel entonces vio en tal historia una inspiración, y siempre supo que querría adaptarla a su manera, por eso y a raíz de la libertad de expresión en la que se desarrolló el último film, se nos presentó una historia más directa en cuanto a los temas que Louisa Alcott presentó en su momento, brindando los mensajes sin sutilezas, siendo uno de ellos el ya mencionado monologo de Amy acerca del matrimonio como un contrato económico donde cuestiona las libertad y opciones de las mujeres, durante la mitad de la cinta, o los recursos visuales en el vestuario de Jo, donde se la presenta como una mujer más libre a la hora de mostrarse a la sociedad. Así, tenemos la muestra de que la última adaptación mezcla las visiones de dos mujeres al complementar las ideas iniciales de la autora y la libertad de expresión de una directora para representarlo. Mujercitas, a lo largo de las décadas se ha convertido en una fuente de inspiración para diferentes personas de diversos ámbitos, sean artistas o no, se transformó en un ícono de la representación de la mujer y sus derechos, que a pesar de los años continua siendo actual e invitando a la reflexión en cuanto a la posición de la mujer en la sociedad.


Conclusión.

 El matrimonio en Mujercitas puede ser interpretado desde distintas perspectivas, sin embargo, las diferentes caras que obtenemos de él por medio de sus diversos personajes, nos brindan la posibilidad de mirarlo desde un lugar más humano y real. Desde la idealización y la realidad de Meg, el inconformismo de Jo, la falta de importancia para Beth o la responsabilidad de Amy, la institución matrimonial en la novela nos remonta a las viejas costumbres que se otorgaba a las personas según su género dentro de tal pacto, y cómo puede relacionarse al valor que tiene hoy en día y los avances que se han obtenido, así también como el papel de la mujer como esposa y madre en comparación con las responsabilidades otorgadas a los hombres. Sin duda, Mujercitas seguirá sembrando dudas e influyendo como ejemplo a las siguientes generaciones a través de sus páginas o sus diversas y también futuras adaptaciones.


Bibliografía.
  1. Alcott, Louisa May – Mujercitas (2017)

    Gerwig, Greta – Mujercitas (2020) https://www.youtube.com/watch?v=-AN01Vnmt3U

    Díaz, Jenn – El feminismo en Mujercitas (2015) https://www.jotdown.es/2015/02/mujercitas/

    Efe – Mujercitas: la revisión más feminista de un clasico. https://www.efeminista.com/mujercitas-feminismo/

    Cine PREMIERE – Greta Gerwig, la directora detrás de Mujercitas https://www.youtube.com/watch?v=19vJUxq3qMQ


Comentarios

  1. Me encantó, en lo personal me gustó mucho más la nueva versión del film, como planteaste creo que es mucho más humana, real y muy actual, sin medias tintas.

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